miércoles, 11 de diciembre de 2013
martes, 10 de diciembre de 2013
La Neurociencia y el Cerebro Triuno
Todo comportamiento es el
resultado de una actividad y función cerebral. Estudiar la Neurociencia es
hablar del poderoso procesador del ser humano, y este es el cerebro, el órgano
vital, capaz de dirigir y programar el organismo y adecuarlo al funcionamiento
óptimo, igualmente existen técnicas para el desarrollo cognitivo del mismo,
para ello recabamos alguna información al respecto de este sensible e
interesante tema.
El estudio biológico del cerebro
es un área multidisciplinar que abarca muchos niveles de estudio, desde el
puramente molecular hasta el específicamente conductual y cognitivo, pasando
por el nivel celular (neuronas individuales), los ensambles y redes pequeñas de
neuronas (como las columnas corticales) y los ensambles grandes (como los
propios de la percepción visual) incluyendo sistemas como la corteza cerebral o
el cerebelo, y, por supuesto, el nivel más alto del Sistema Nervioso.
Uno de los estudiosos de esta
ciencia fue Roger W. Sperry, donde sus estudios permitieron conocer las
funciones diferenciadas de los hemisferios derecho e izquierdo, estableciendo
que, aunque cada uno de éstos intercambia información con el otro por medio del
cuerpo calloso y otras comisuras más pequeñas, existen notables diferencias en
la forma de procesamiento de la información.
Otro gran aporte fue el cerebro
triuno descrito por los trabajos del neurólogo Paul MacLean que destacaron la
hipótesis original de que nuestro cráneo contiene no uno, sino tres cerebros
distintos, cada uno representando un estrato evolutivo separado que creció
sobre la capa precedente como sucede en la formación de un sedimento
arqueológico.
En su esquema MacLean sostiene
que los tres cerebros operan como tres computadoras biológicas interconectadas,
cada cual funcionando con su propia inteligencia, su subjetividad propia, su
propio sentido de tiempo y espacio, y su propia memoria.
MacLean se refiere a estos tres
cerebros separados como:
• La neo-corteza o el cerebro
neo-mamífero
• El sistema límbico o
paleo-mamífero
• Y, el cerebro reptil,
constituido por el tronco cerebral y el cerebelo.
Cada cerebro se conecta por medio
de fibras nerviosas con los otros dos, aunque cada uno opera como mecanismo
independiente con sus capacidades distintas.
La Neurociencia
La neurociencia no es mas
que un conjunto de disciplinas científicas que abordan el estudio de la
estructura y las funciones del sistema nervioso, así como su desarrollo, y el
desarrollo de la farmacología, patología y bioquímica de este mismo sistema. Las
mismas se encargan de estudiar cómo los diferentes elementos del sistema
nervioso interactúan, y así dan lugar a la base biológica de toda conducta del
ser humano. Por estar compuesta por diferentes disciplinas en torno al estudio
del sistema nervioso, las neurociencias abarcan diferentes niveles de estudio,
desde lo molecular hasta el aspecto conductual y cognitivo
(aprendizaje/conocimiento/cognición) de cada ser humano.
La misión de la neurociencia
es explicar la conducta humana con relación a las actividades del cerebro. Al
saber como funciona este los docentes podrán diseñar mejores currículos, concebir
mejores estrategias, aumentar la inteligencia emocional, mejorar la capacidad
de retener información y mejorar el aprovechamiento académico.
En el aspecto celular, las
neurociencias estudian de manera individual a las neuronas, así como también
sus ensambles con otras neuronas y las redes pequeñas que entre éstas se
conforman. El nivel más elevado de estudio es el de la cognición, puesto que es
una disciplina que suele conocerse con el nombre de neurociencia cognitiva,
dentro de ella se encuentran disciplinas que estudian desde diferentes aspectos
o desde diferentes teorías o paradigmas al cerebro y la conciencia.
Todo aprendizaje está
posibilitado por las estructuras neuronales del cerebro. Si tenemos tantas
ganas de aprender, mientras dormimos se activan las regiones cerebrales
pertinentes al igual que cuando estamos despiertos. Hay que reconocer que hay
momentos especialmente adecuados para ciertos aprendizajes, por ejemplo: la
capacidad para aprender una lengua disminuye con la edad, a partir de los trece
años, para ser especifica. Antes de esa edad, según diversos investigadores, todos
somos genios lingüísticos. Sin embargo, la Neurociencia nos dice que el cerebro
adulto, o al menos ciertas regiones, es casi tan maleable como el del niño.
Entonces nos referimos a la plasticidad cerebral, es decir, la capacidad del
sistema nervioso para adaptarse continuamente a circunstancias cambiantes, cosa
que ocurre cada vez que aprendemos algo. Nuestro cerebro está diseñado para la
acción; la pasividad y la rutina lo intoxican, necesitamos fomentar la gimnasia
cerebral, la inventiva, la creatividad, la incorporación de las TIC`s, generar
ideas, las creaciones fundadas en la actividad neuronal, entre otras.
Neurociencias
y Ambientes de Aprendizaje Universitarios
El aprendizaje esencialmente
comprende cambios y conexiones: la liberación de neurotransmisores en la
sinapsis puede alterarse, o las conexiones entre neuronas pueden reforzarse o
debilitarse. El éxito de la enseñanza afecta directamente las funciones del
cerebro modificando, variando las conexiones. Se puede decir entonces que el
ambiente afecta tanto la estructura del cerebro como su funcionalidad; un
ambiente apropiado es esencial para conformar partes sustanciales del mismo. Y
esta afirmación se trasladar con total confianza al ambiente de una clase y,
aun, a una situación de aprendizaje más amplia.
Es relevante traer a
colacion las afirmaciones de LeDoux (2002) donde el autor señala que la mayor parte del tiempo,
el cerebro lleva a cabo sus conexiones de una manera que podríamos llamar
aceptable o satisfactoria, pero cuando las conexiones cambian, la personalidad
también puede cambiar; si el yo puede desarmarse por las experiencias que
modifican las conexiones, también puede volver a armarse por las experiencias
que establece, o cambiar o renovar las conexiones.
Continuando con lo
anteriormente planteado, no parece improcedente pensar en que aquellos
ambientes o contextos académicos donde impera realmente la preocupación de
afianzar contenidos, recrearlos o incluso de instituir saberes que puedan estar
ejerciendo este tipo de efectos en los estudiantes. No resulta para nada
difícil creer en esta afirmación, si se piensa en el aprendizaje de niños que
están en pleno desarrollo y crecimiento, puesto que la curiosidad con la que se
manejan les permite reforzar sus sinapsis, en circuitos o redes ora
establecidos, ora nuevos. Pero en alumnos universitarios ¿se puede realizar tal
afirmación?; Indudablemente la respuesta es Sí, si se piensa en que la
plasticidad del cerebro habilita aprendizajes a lo largo de la vida. Si bien es
cierto que en los jóvenes y sobre todo en la adultez el desarrollo de nuevas
neuronas no es tan común, ciertas investigaciones han demostrado que el
desarrollo de nuevas vías neurales es más factible de lo que se piensa; es
decir que, nuestra sinapsis cambia todo el tiempo y es así como recordamos una
experiencia, otra y otra.
Esto nos lleva a afirmar que
no hay un único período sensible; cualquier conjunto de estímulos ambientales
específicos causan en el cerebro nuevas conexiones y esta habilidad se conserva
en el transcurso de la vida. Por ello, es tan importante que los procesos de
aprendizaje estén vigentes en ese transcurso; puesto que son los desafíos y
retos los que movilizan nuestras conexiones. Al respecto, Mc Robbie y Tobin
(1997) afirman que las metas y objetivos que forjen a los estudiantes, estarán
influenciados por la naturaleza de las tareas académicas (constituyéndose en estímulos)
de tal manera que cuando ellas sean más desafiantes, significativas, con
sentido o, interesantes, importantes y útiles, no solamente aportarán a
aprender comprensivamente, sino a crear o reforzar nuevas conexiones en el cerebro,
constituyéndonos en seres saludables y vivos en el pleno sentido de la palabra.
Es por ello, que diversos
autores afirman que se necesitan docentes interesados en la construcción, por
parte de los alumnos y con su ayuda, el significado y la comprensión de los
contenidos que están aprendiendo; creando ambientes de aprendizaje que sean
menos temibles y más desafiantes comprometiéndose los estudiantes activamente y
sumergiéndose en experiencias más complejas pero interesantes.
Lo cierto es que se necesita
mayor creatividad en la educación. Los tiempos que transcurren, el hoy de
nuestro sistema educativo, obliga a un sin fin de cambios. Alumnos y docentes
deben ser hábiles y creativos en sus maneras de resolver problemas, en sus
tomas de decisiones, auto-generadas, producto de los vertiginosos cambios de
nuestra sociedad. Por ello, la creatividad se puede favorecer y es esencial que
se haga. Más aún desde ámbitos universitarios, a los que día a día debemos
entender como sedes propicias de construcción de conocimientos innovadores y no
puros reproductores de saberes.
En conclusión, el objetivo
de las neurociencias es entender de manera científica la complejidad con la
cual funciona la mente. En este sentido, las neurociencias ofrecen apoyo al
psicoanálisis, porque intentan explicar cómo es que funcionan las células
nerviosas en el encéfalo, y desde allí se produce la conducta, pero que además
estas células se encuentran influidas por el medio ambiente o el entorno
natural en el cual se encuentra la persona. Por esto, las neurociencias buscan
entender de qué manera la actividad producida en el cerebro está relacionada
con la psiquis y con el comportamiento específico de la persona, pudiendo de
esta manera entender las conductas humanas, pero también, desentrañando cómo es
que se produce el proceso de aprendiza, de archivado de información en el
cerebro, y los procesos biológicos que tienden a facilitar el proceso de
aprendizaje.
MODELO DE INTELIGENCIA MÚLTIPLES DE GARDNER
En un
primer lugar, se puede establecer que atendiendo al Diccionario de la Real
Academia Española de la Lengua, la inteligencia consiste en la capacidad de
entender, comprender y resolver problemas, ahora bien, a lo largo de los años
se mantuvo la concepción de la que inteligencia como capacidad en el hombre era
una sola, sin embargo, en 1993, gracias a los estudios del profesor de
psicología y ciencias de la educación en la universidad de Harvard, Howard
Gardner, la perspectiva toma un camino distinto, con su mayor aporte denominado
La Teoría de las Inteligencias Múltiples, según la cual desde un punto de vista
general el ser humano se encuentra provisto de no sólo un tipo de inteligencias
sino de siete tipos de inteligencias que se relacionan unas con otras pero que
también tienen cierto grado de independencia. A través de esta teoría Gardner
llegó a la conclusión de que la inteligencia no es algo innato y fijo que
domina todas las destrezas y habilidades de resolución de problemas que posee
el ser humano, ha establecido que la inteligencia está localizada en diferentes
áreas del cerebro, interconectadas entre sí y que pueden también trabajar en
forma individual, teniendo la propiedad de desarrollarse ampliamente si
encuentran un ambiente que ofrezca las condiciones necesarias para ello.
Para Gardner la inteligencia no sólo se
reduce a lo académico sino que es una combinación
de todas las inteligencias. Ser hábil en el deporte o en las relaciones
humanas implica unas capacidades que, por desgracia, no están seriamente
contempladas en los programas de formación académica.
Ahora bien, estos tipos de inteligencia
se pueden clasificar de la siguiente manera:
ü Inteligencia
Lingüística: es una de las más
importantes, en la cual se utilizan ambos hemisferios del cerebro donde se hace
un uso amplio del lenguaje, característico de los escritores, asimismo es la
capacidad de emplear de manera eficaz las palabras, manipulando la estructura o
sintaxis lenguaje, la fonética, y la semántica así como la correcta comprensión
tanto de orden como de significado de las palabras al hablar, leer o escribir.
Se relaciona con actividades como lo son
el hablar y el escribir eficazmente.
ü
Inteligencia
Musical: consiste en la capacidad de percibir, distinguir, transformar y
expresar el ritmo, timbre y tono de los sonidos musicales. Desde el punto de
vista biológico se puede mencionar que interviene por lo general el hemisferio
derecho y se relaciona con actividades como lo son el crear y analizar la música en todas sus
manifestaciones.
ü
Inteligencia
Lógica matemática: se encuentra relacionada con la capacidad de manejar
números, relaciones y patrones lógicos de manera eficaz. Así como con la
capacidad de formular hipótesis y verificarlas, el empleo del método científico
entre otros. Para este tipo de inteligencia se hace uso del hemisferio lógico
del cerebro y es altamente desarrollada en profesiones como la economía y las
ingenierías.
ü
Inteligencia
espacial: es la habilidad de apreciar con certeza la imagen visual y espacial,
de representarse gráficamente las ideas, y de sensibilizar el color, la línea,
la forma, la figura, el espacio y sus interrelaciones, es decir, es un tipo de
inteligencia donde la persona es capaz de hacer un modelo mental entres
dimensiones del mundo o en su defecto extraer un fragmento de él, desde la
perspectiva biológica se ha demostrado el uso del hemisferio derecho e implica
habilidades relacionadas como creaciones visuales.
ü
Inteligencia Interpersonal:
es la posibilidad de distinguir y percibir los estados emocionales y signos
interpersonales de los demás, y responder de manera efectiva a dichas acciones
de forma práctica. Este tipo de inteligencia nos permite entender a los demás.
Esta basada en la capacidad de manejar las relaciones humanas, la empatía con
las personas y el reconocer sus motivaciones, razones y emociones que los
mueven. Implica actividades como lo son el trabajar con las personas, ayudar a
la gente a identificar y superar sus problemas entre otros.
ü
Inteligencia
Intrapersonal: es la habilidad de la autoinstrospección, y de actuar
consecuentemente sobre la base de este conocimiento, de tener una autoimagen
acertada, y capacidad de autodisciplina, comprensión y amor propio, dentro de
este tipo de inteligencia se reflejan capacidades como lo son el plantearse
metas, evaluar habilidades y desventajas personales y controlar el pensamiento
propio, relacionándose con habilidades tales como meditar, conservar la
compostura entre otras.
ü
Inteligencia
Naturalista: es la capacidad de distinguir, clasificar y utilizar elementos del
medio ambiente, objetos, animales o plantas. Tanto del ambiente urbano como
suburbano o rural. Incluye las habilidades de observación, experimentación,
reflexión y cuestionamiento de nuestro entorno.
La Neurociencia
Las neurociencias son un conjunto de disciplinas científicas que estudian la estructura y la función, el desarrollo de la bioquímica, la farmacología, y la patología del sistema nervioso y de cómo sus diferentes elementos interactúan, dando lugar a las bases biológicas de la conducta. En si, se puede decir que las neurociencias se encargan del estudio del cerebro y todas sus reacciones e interacciones, lo que genera las actitudes, emociones y por supuesto la conducta de todo ser humano. Las neurociencias ofrecen un apoyo al psicoanálisis con la finalidad de entender mejor la complejidad del funcionamiento mental, puesto que en el cerebro es donde se generan las actuaciones personales. La tarea central de las neurociencias es la de intentar explicar como funcionan millones de células nerviosas en el encéfalo para producir la conducta y como a su vez estas células están influidas por el medio ambiente. Tratando de desentrañar la manera de cómo la actividad del cerebro se relaciona con la psiquis y el comportamiento, revolucionando la manera de entender nuestras conductas y lo que es más importante aún: cómo aprende, cómo guarda información nuestro cerebro, y cuáles son los procesos biológicos que facilitan el aprendizaje.
El hombre se ha interesado por los procesos neurofisiológicos y psíquicos que originan el funcionamiento cerebral, al igual que su estructura y capacidades; ha sido su preocupación permanente indagar y explicarse muchas interrogantes en relación al encéfalo y sus, hoy reconocidos, tres componentes estructurales principales: el Cerebro (formado por los dos hemisferios), el Cerebelo (que actúa en la coordinación y mantenimiento del equilibrio) y el cerebro Límbico (donde se originan las emociones). Se ha determinado que el cerebro, en vez de ser una única estructura, se haya dividido en dos mitades o hemisferios con funciones específicas especializadas aún cuando se encuentran íntimamente envueltas en el cráneo y ligadas por distintos haces de fibras nerviosas que actúan como canales de comunicación.
Historias y Teorías de las Neurociencias
La historia alrededor de las neurociencias, cómo se generó y sus puntos de interés es muy amplia, podemos encontrar teorías muy antiguas y variadas cobre el cerebro y el comportamiento humano. El primer escrito conocido sobre el cerebro se encuentra en un papiro comprado por Edwing Smith en 1885. Data de una antigüedad de 3000 años y es el escrito más antiguo sobre neurociencias del que se tienen pruebas hasta la fecha, se enfoca en las alteraciones sobre el sistema nervioso, cuyo autor fue posiblemente el arquitecto y médico Imhotep. Describe dicho papiro, entre otras cosas, el diagnóstico, tratamiento y pronóstico de una serie de pacientes con heridas en la cabeza y el cuello. Se habla de trepanaciones porque se pensaba que algunos males venían de unos humores o gases que se acumulan en esa zona y que con los orificios ya salían al exterior. Pero la mayoría de ellos morían.
Demócrito aporta dos ideas fundamentales al situar el pensamiento en el cerebro y establecer la idea de que existe una actividad nerviosa de comunicación. Demócrito dice que el cerebro es quien controla las funciones superiores y también habla de actividad nerviosa.
Hacia el año 400 a.c. Hipócrates vino a enriquecer las ideas de Demócrito. Era un médico de la época, tenía una amplia observación clínica. Esto le permite distinguir entre enfermedades neurológicas y mentales. Decía que el cerebro era el lugar del intelecto y el órgano que controlaba la conducta. Entre otras cosas, describió la epilepsia, describió lesiones del hemisferio izquierdo con sus manifestaciones en el hemicuerpo derecho, relacionó el pensamiento, la inteligencia y las emociones con el cerebro y llegó a diferenciar ente enfermedad neurológica y enfermedad mental.
Platón, ya en la época de los filósofos, sitúa el intelecto en la cabeza. Comparte la opinión de Hipócrates de ver en el cerebro la parte “más noble” del cuerpo humano. Distinguió tres partes en el alma y relacionó a cada una de ellas con un órgano determinado: las pasiones más bajas como la codicia y el deseo pertenecían al hígado; las pasiones superiores como el orgullo, el valor, la furia o el miedo pertenecían al corazón. Pero el entendimiento competía al cerebro en exclusiva.
Para Aristóteles, hacia el 350 a.c. el cerebro sólo refrigera el organismo. Para él, sin haber practicado observaciones sobre cadáveres, las funciones: sensaciones, pasiones e inteligencia, residen en el corazón. Esto fue un parón para las neurociencias de siglos porque se estudiaba el corazón y no el cerebro.
Por su parte la medicina griega intentó seguir estudiando el cerebro:
Herófilo, conocido como el padre de la anatomía, progresó en nuestro conocimiento del sistema nervioso al diseccionar cadáveres tanto de personas como de animales. Entre otras cosas, Herófilo localizó el recorrido de los nervios motores distinguiéndolos de los sensoriales, describió los ventrículos cerebrales y habló de estructuras en el sistema nervioso.
Ya en el siglo II d.c. Galeno, a menudo citado como el padre de la Medicina trató heridas de gladiadores y diseccionó algunos animales. También describió los ventrículos y los distinguió de la masa encefálica además de aportar dibujos de la organización del cerebro. Entendió asimismo que el cerebro era el órgano central de la percepción. Pero situó las funciones en los ventrículos, en lugar de en el masa encefálica.
Durante la Edad Media se desarrolló la doctrina de Galeno hasta que la investigación anatómica en el hombre fue prohibida por la doctrina cristiana.
Ya en el Renacimiento,es menester mencionar a Leonardo Da Vinci (1472-1519) no sólo por sus dibujos del sistema nervioso, sino por su investigación con cadáveres. Incluso investigó cráneos y en sus dibujos nos deja comentarios del funcionamiento, centrando las funciones en la “sustancia” (masa encefálica). De hecho realizó el primer dibujo realista que conocemos de los ventrículos cerebrales. También destaca Miguel Ángel.
Descartes (1596-1650) escribió en 1633 su libro Sobre los Hombres, intentó relacionar en el ser humano, la mente con el cuerpo, y buscó una estructura que fuese única en el hombre y encontró la glándula pineal, situada entre los dos hemisferios y el cerebelo y consideró que controlaba todas las funciones y que en ese punto era donde mente y cuerpo contactaban. El problema es que Descartes creía, erróneamente, que la glándula pineal sólo existe en los seres humanos y no en los animales, al igual que el alma o conciencia. Sin embargo, hay animales como la lagartija que también la poseen. Para Descartes sólo tenemos un pensamiento de una misma cosa a la vez. Esta noción de dualismo mente/cuerpo fue un tema ampliamente difundido.
Thomas Willis (1621-1675) publicó su anatomía del cerebro. Estudia sistemáticamente los trastornos del cerebro. Consideraba el cerebro como el órgano que coordina y controla la conducta.
No fue hasta el siglo XIX cuando las personas cultas del mundo occidental aceptaron finalmente que el cerebro era el órgano que coordina y controla la conducta. Una idea popular del siglo XIX fue la frenología, de la cual Gall fue el máximo representante.
Franz Joseph Gall centró todas las funciones en el cerebro lo cual es un punto a su favor, pero sostenía que la corteza cerebral consistía en unidades funcionales u “órganos” independientes, cada uno de los cuales era responsable de una facultad conductual determinada (el amor a la familia, la curiosidad, la percepción del color, etc.). Así mismo, sostenía que el cráneo reflejaba directamente la superficie del cerebro de modo que, palpando la cabeza de una persona se podría saber qué facultades tenía más desarrolladas y cuáles menos. La mayoría de los investigadores que eran contrarios a la idea de Gall rechazaron el concepto de localización de la función cerebral en su totalidad. Insistían en que el cerebro, igual que la mente, funciona como un todo.
Marie-Jean-Pierre Flourens (1794-1867) realizó ablaciones en el cerebro de animales de una gran variedad de especies, y llegó a la conclusión de que el daño conductual producido por la lesión no dependía de la zona concreta que se extirpase sino de la cantidad de masa encefálica lesionada.
Paul Broca (1824-1880) se involucró en acaloradas discusiones sobre la relación entre lenguaje y cerebro. Afirmaba que la capacidad del lenguaje no era una propiedad del conjunto del cerebro sino que más bien estaba localizada en una región cerebral restringida. Llegó a esta conclusión mediante estudios post-mortem de los cerebros de sujetos como el señor “Tan”, que en vida habían tenido problemas para hablar. Los hallazgos de las autopsias realizadas por Broca revelaron la destrucción de una región en el lóbulo frontal izquierdo, que recibió el nombre de “área de Broca”.
William James introdujo la revolución en 1890 con las ideas darvinianas aplicadas a las funciones del sistema nervioso. Da un punto de vista evolucionista a la psicología que tarda mucho en llegar a Europa. Publicó el libro Principios de Psicología, obra muy citada sobre todo por parte de los neurocientíficos cognitivos.
El final del siglo XIX y el principio del siglo XX trajeron consigo muchos progresos importantes en Psicología Biológica.
Hermann Ebbinghauss en 1885 mide el aprendizaje y la memoria en humanos.
Edward L. Thorndike en 1898 mide el aprendizaje y la memoria en animales.
Korbinian Brodmann en 1909 desarrolló el mapa cerebral con 52 partes, de las cuales algunas se vinieron abajo y otras se mantienen. Es el máximo localizacionista. Su terminología se emplea en la clínica.
Ivan P. Pavlov también estudio el reflejo condicionado en animales que intentaba relacionar el sistema nervioso con una función fisiológica.
El psicológo americano Shepard I. Franz (1902) buscó el lugar del aprendizaje y la memoria en el cerebro combinando los métodos de entrenamiento y aprendizaje de Thorndike con lesiones localizadas en cerebros animales. Este trabajo inició una búsqueda del rastro de la experiencia en el cerebro, del lugar en el que el sistema nervioso almacena la información. Kart S. Lashley (1890-1958) se refirió a esto como la “búsqueda del engrama”. Lashley estudió con Franz y se hizo cargo del problema de investigar las localizaciones y los mecanismos de las funciones de la memoria en el cerebro. Su enfoque era ante todo anatómico y centró su atención en evaluar los efectos conductuales de lesiones cerebrales.
La psicología biológica actual lleva la influencia del psicólogo canadiense Donald O. Hebb (1904-1985) que fue el primero que hace la interpretación de que cuando un sujeto aprende se están produciendo cambios en el cerebro a nivel de sinapsis. Es decir, que la comunicación entre dos neuronas no queda determinada de una vez para siempre, sino que es modificable a través de la experiencia.
Desde el campo de la anatomía también se fueron produciendo grandes avances a partir de la invención del microscopio. Van Leeuwenhoek (1674) lleva a cabo la descripción de protozoos y bacterias así como del sistema nervioso, aunque era una descripción muy pobre debido a la falta de mejores lentes. Él mismo hacía las lentes para realizar observaciones.
En 1838 Schleiden y Schwann propusieron la teoría celular que dice que estamos formados por células.
En 1857 Kölliker describió las mitocondrias de las células musculares.
En 1879 Flemming describe el comportamiento de los cromosomas en la mitosis.
En 1886 Zeiss construye lentes con resolución en el límite de la luz visible.
Los primeros medios de tinción para la investigación del sistema nervioso fueron introducidos por Joseph von Gerlach, líder del reticularismo, y eran el carmín, el añil y el cloruro de oro.
Más tarde, Golgi (1898) introdujo la impregnación argéntica (nitrato de plata) o tinción de Golgi, que le ayudó a descubrir el orgánulo que lleva su nombre. Las imágenes obtenidas hacían pensar que las neuronas estaban interconectadas en forma de red, esto dio lugar a la teoría reticularista, que habla de un continuo de neuronas sin espacio alguno entre ellas.
Ramón y Cajal (1857-1952) hizo una variación en la tinción de Golgi que le permitió ver que las neuronas no formaban una red sino que eran independientes unas de otras. A partir de aquí desarrolla, en contraposición a la teoría reticularista, la teoría del neuronismo que plantea la neurona como una unidad independiente. Introduce así, Cajal, la idea de sinapsis. Habría que decir que quien propuso el término “neurona” no fue Ramón y Cajal sino Waldeyer.
Al mismo tiempo, el fisiólogo C.S. Sherrington (1857-1952) demuestra la existencia de sinapsis y tráfico de sustancias entre neuronas, aunque hubo que esperar a la aparición del microscopio electrónico para poder verlo.
Fue Palade en 1955 quien realizó las primeras observaciones ultraestructurales de las sinapsis y sacó la primera imagen de una de ellas. Confirma la teoría de Ramón y Cajal y Sherrington.
A partir de entonces se intentó saber por ejemplo, que sustancias se intercambian las neuronas. Y se usaron cromatógrafos para medir esas cantidades tan pequeñas. También podemos usar la radiación para determinadas moléculas y estructuras dentro de la membrana de una sinapsis. Ahora que ya tenemos tantos aparatos se trata de interpretar los datos. Se va conociendo como es la química del cerebro:
Galvani descubre la “electricidad” animal mediante el reflejo patelar (reflejo de la pata en la rana). Descubre que los nervios son excitables eléctricamente. El sistema nervioso funciona a través de una electricidad que el propio animal genera.
Caton (1875) fue el primero en registrar la actividad eléctrica espontánea del cerebro. Y Matteucci (1938) registra por primera vez la producción de la corriente eléctrica en una neurona gracias a un aparato dotado de suficiente sensibilidad. Estimulaba la neurona y registraba la corriente eléctrica que ésta generaba.
Neher y Sakmann (1991) desarrollan la técnica del “Match Clamp” consistente en coger trozos de membrana de una neurona y determinar sus cambios iónicos. Descubre sus canales iónicos, nadie lo ha visto pero hay pruebas de que sí existen.
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