martes, 10 de diciembre de 2013

Descubriendo el Cerebro Triuno


La Neurociencia y el Cerebro Triuno






Todo comportamiento es el resultado de una actividad y función cerebral. Estudiar la Neurociencia es hablar del poderoso procesador del ser humano, y este es el cerebro, el órgano vital, capaz de dirigir y programar el organismo y adecuarlo al funcionamiento óptimo, igualmente existen técnicas para el desarrollo cognitivo del mismo, para ello recabamos alguna información al respecto de este sensible e interesante tema.
El estudio biológico del cerebro es un área multidisciplinar que abarca muchos niveles de estudio, desde el puramente molecular hasta el específicamente conductual y cognitivo, pasando por el nivel celular (neuronas individuales), los ensambles y redes pequeñas de neuronas (como las columnas corticales) y los ensambles grandes (como los propios de la percepción visual) incluyendo sistemas como la corteza cerebral o el cerebelo, y, por supuesto, el nivel más alto del Sistema Nervioso.

Uno de los estudiosos de esta ciencia fue Roger W. Sperry, donde sus estudios permitieron conocer las funciones diferenciadas de los hemisferios derecho e izquierdo, estableciendo que, aunque cada uno de éstos intercambia información con el otro por medio del cuerpo calloso y otras comisuras más pequeñas, existen notables diferencias en la forma de procesamiento de la información.
Otro gran aporte fue el cerebro triuno descrito por los trabajos del neurólogo Paul MacLean que destacaron la hipótesis original de que nuestro cráneo contiene no uno, sino tres cerebros distintos, cada uno representando un estrato evolutivo separado que creció sobre la capa precedente como sucede en la formación de un sedimento arqueológico.

En su esquema MacLean sostiene que los tres cerebros operan como tres computadoras biológicas interconectadas, cada cual funcionando con su propia inteligencia, su subjetividad propia, su propio sentido de tiempo y espacio, y su propia memoria.
MacLean se refiere a estos tres cerebros separados como:
• La neo-corteza o el cerebro neo-mamífero
• El sistema límbico o paleo-mamífero
• Y, el cerebro reptil, constituido por el tronco cerebral y el cerebelo.

Cada cerebro se conecta por medio de fibras nerviosas con los otros dos, aunque cada uno opera como mecanismo independiente con sus capacidades distintas.

La Neurociencia

La neurociencia no es mas que un conjunto de disciplinas científicas que abordan el estudio de la estructura y las funciones del sistema nervioso, así como su desarrollo, y el desarrollo de la farmacología, patología y bioquímica de este mismo sistema. Las mismas se encargan de estudiar cómo los diferentes elementos del sistema nervioso interactúan, y así dan lugar a la base biológica de toda conducta del ser humano. Por estar compuesta por diferentes disciplinas en torno al estudio del sistema nervioso, las neurociencias abarcan diferentes niveles de estudio, desde lo molecular hasta el aspecto conductual y cognitivo (aprendizaje/conocimiento/cognición) de cada ser humano.

La misión de la neurociencia es explicar la conducta humana con relación a las actividades del cerebro. Al saber como funciona este los docentes podrán diseñar mejores currículos, concebir mejores estrategias, aumentar la inteligencia emocional, mejorar la capacidad de retener información y mejorar el aprovechamiento académico.

En el aspecto celular, las neurociencias estudian de manera individual a las neuronas, así como también sus ensambles con otras neuronas y las redes pequeñas que entre éstas se conforman. El nivel más elevado de estudio es el de la cognición, puesto que es una disciplina que suele conocerse con el nombre de neurociencia cognitiva, dentro de ella se encuentran disciplinas que estudian desde diferentes aspectos o desde diferentes teorías o paradigmas al cerebro y la conciencia.

Todo aprendizaje está posibilitado por las estructuras neuronales del cerebro. Si tenemos tantas ganas de aprender, mientras dormimos se activan las regiones cerebrales pertinentes al igual que cuando estamos despiertos. Hay que reconocer que hay momentos especialmente adecuados para ciertos aprendizajes, por ejemplo: la capacidad para aprender una lengua disminuye con la edad, a partir de los trece años, para ser especifica. Antes de esa edad, según diversos investigadores, todos somos genios lingüísticos. Sin embargo, la Neurociencia nos dice que el cerebro adulto, o al menos ciertas regiones, es casi tan maleable como el del niño. Entonces nos referimos a la plasticidad cerebral, es decir, la capacidad del sistema nervioso para adaptarse continuamente a circunstancias cambiantes, cosa que ocurre cada vez que aprendemos algo. Nuestro cerebro está diseñado para la acción; la pasividad y la rutina lo intoxican, necesitamos fomentar la gimnasia cerebral, la inventiva, la creatividad, la incorporación de las TIC`s, generar ideas, las creaciones fundadas en la actividad neuronal, entre otras.

Neurociencias y Ambientes de Aprendizaje Universitarios

El aprendizaje esencialmente comprende cambios y conexiones: la liberación de neurotransmisores en la sinapsis puede alterarse, o las conexiones entre neuronas pueden reforzarse o debilitarse. El éxito de la enseñanza afecta directamente las funciones del cerebro modificando, variando las conexiones. Se puede decir entonces que el ambiente afecta tanto la estructura del cerebro como su funcionalidad; un ambiente apropiado es esencial para conformar partes sustanciales del mismo. Y esta afirmación se trasladar con total confianza al ambiente de una clase y, aun, a una situación de aprendizaje más amplia.

Es relevante traer a colacion las afirmaciones de LeDoux (2002) donde  el autor señala que la mayor parte del tiempo, el cerebro lleva a cabo sus conexiones de una manera que podríamos llamar aceptable o satisfactoria, pero cuando las conexiones cambian, la personalidad también puede cambiar; si el yo puede desarmarse por las experiencias que modifican las conexiones, también puede volver a armarse por las experiencias que establece, o cambiar o renovar las conexiones.

Continuando con lo anteriormente planteado, no parece improcedente pensar en que aquellos ambientes o contextos académicos donde impera realmente la preocupación de afianzar contenidos, recrearlos o incluso de instituir saberes que puedan estar ejerciendo este tipo de efectos en los estudiantes. No resulta para nada difícil creer en esta afirmación, si se piensa en el aprendizaje de niños que están en pleno desarrollo y crecimiento, puesto que la curiosidad con la que se manejan les permite reforzar sus sinapsis, en circuitos o redes ora establecidos, ora nuevos. Pero en alumnos universitarios ¿se puede realizar tal afirmación?; Indudablemente la respuesta es Sí, si se piensa en que la plasticidad del cerebro habilita aprendizajes a lo largo de la vida. Si bien es cierto que en los jóvenes y sobre todo en la adultez el desarrollo de nuevas neuronas no es tan común, ciertas investigaciones han demostrado que el desarrollo de nuevas vías neurales es más factible de lo que se piensa; es decir que, nuestra sinapsis cambia todo el tiempo y es así como recordamos una experiencia, otra y otra.

Esto nos lleva a afirmar que no hay un único período sensible; cualquier conjunto de estímulos ambientales específicos causan en el cerebro nuevas conexiones y esta habilidad se conserva en el transcurso de la vida. Por ello, es tan importante que los procesos de aprendizaje estén vigentes en ese transcurso; puesto que son los desafíos y retos los que movilizan nuestras conexiones. Al respecto, Mc Robbie y Tobin (1997) afirman que las metas y objetivos que forjen a los estudiantes, estarán influenciados por la naturaleza de las tareas académicas (constituyéndose en estímulos) de tal manera que cuando ellas sean más desafiantes, significativas, con sentido o, interesantes, importantes y útiles, no solamente aportarán a aprender comprensivamente, sino a crear o reforzar nuevas conexiones en el cerebro, constituyéndonos en seres saludables y vivos en el pleno sentido de la palabra.
Es por ello, que diversos autores afirman que se necesitan docentes interesados en la construcción, por parte de los alumnos y con su ayuda, el significado y la comprensión de los contenidos que están aprendiendo; creando ambientes de aprendizaje que sean menos temibles y más desafiantes comprometiéndose los estudiantes activamente y sumergiéndose en experiencias más complejas pero interesantes.

Lo cierto es que se necesita mayor creatividad en la educación. Los tiempos que transcurren, el hoy de nuestro sistema educativo, obliga a un sin fin de cambios. Alumnos y docentes deben ser hábiles y creativos en sus maneras de resolver problemas, en sus tomas de decisiones, auto-generadas, producto de los vertiginosos cambios de nuestra sociedad. Por ello, la creatividad se puede favorecer y es esencial que se haga. Más aún desde ámbitos universitarios, a los que día a día debemos entender como sedes propicias de construcción de conocimientos innovadores y no puros reproductores de saberes.

En conclusión, el objetivo de las neurociencias es entender de manera científica la complejidad con la cual funciona la mente. En este sentido, las neurociencias ofrecen apoyo al psicoanálisis, porque intentan explicar cómo es que funcionan las células nerviosas en el encéfalo, y desde allí se produce la conducta, pero que además estas células se encuentran influidas por el medio ambiente o el entorno natural en el cual se encuentra la persona. Por esto, las neurociencias buscan entender de qué manera la actividad producida en el cerebro está relacionada con la psiquis y con el comportamiento específico de la persona, pudiendo de esta manera entender las conductas humanas, pero también, desentrañando cómo es que se produce el proceso de aprendiza, de archivado de información en el cerebro, y los procesos biológicos que tienden a facilitar el proceso de aprendizaje.




Rapidez Mental. ¿Posees inteligencias múltiples?